Este 28 de agosto, se cumple una año más de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que investigó durante dos años los crímenes perpetrados durante veinte años de violencia interna que vivió el Perú, atendiendo la palabra de las víctimas, investigando y desentrañando a los responsables de los fatales sucesos.
Este importante informe se presenta como una lección histórica que los peruanos debemos saber recoger. Es un compromiso moral que debemos cultivar y saber poner en práctica, sobretodo tomando en consideración de quienes siguen reclamando su derecho a la Verdad y Justicia, así como su justa reparación.
Estas impactantes imágenes fueron expuestas a los peruanos por la CVR hace ya seis años conjuntamente con el informe final, donde pudimos tomarlas y que hoy se las compartimos si no tuvieron la oportunidad de verlas.
Lo importante este tema de la “reconciliación” no es otra cosa que un proceso de restablecimiento y refundación de los vínculos entre los peruanos, vínculos que quedaron destruidos o deteriorados por el conflicto vivido en las dos últimas décadas.
Este importante informe se presenta como una lección histórica que los peruanos debemos saber recoger. Es un compromiso moral que debemos cultivar y saber poner en práctica, sobretodo tomando en consideración de quienes siguen reclamando su derecho a la Verdad y Justicia, así como su justa reparación.
Estas impactantes imágenes fueron expuestas a los peruanos por la CVR hace ya seis años conjuntamente con el informe final, donde pudimos tomarlas y que hoy se las compartimos si no tuvieron la oportunidad de verlas.
Lo importante este tema de la “reconciliación” no es otra cosa que un proceso de restablecimiento y refundación de los vínculos entre los peruanos, vínculos que quedaron destruidos o deteriorados por el conflicto vivido en las dos últimas décadas.
A otrora de lo que digan muchos de aquellos que minimizan la importante labor de la CVR, esta comisión demanda luego de las investigaciones las acciones concretas del Estado y de la sociedad civil. Y si como peruanos formamos parte de esa ringlera que menoscaba esta importante labor para zanjar con dignidad este penoso periodo que sufrimos, pues nos atrevemos a decir que en ellos hay una carencia de lo que significa un verdadero proceso de reconciliación. Aun hay quienes en su intolerancia dejan al Perú sumido en su sufrimiento y nos niegan la posibilidad de que se concrete un museo en memoria de estos sucesos a diferencia de países como Argentina o Chile que ya poseen sus museos de la Memoria.
CVyR
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