Aquí va una entrevista ficticia al animal que es objeto de múltiples barbaries, de entretenimiento primitivo y salvajismo constante, un sádico juego que busca conducir al animal a la arena para su posterior carnicería. Para los amantes de este ritual que no es arte ni cultura.
(...)
¿Nunca creíste que todo terminaba así, tan salvaje?
El inicio no es tan desagradable, nos cuidan y alimentan asiéndonos creer que todo esta muy bien y que la vida seguirá su rumbo; sin embargo al pasar los días y llegado el momento todo se esclarece, a la hora de estar bien físicamente y a una edad determinada somos conducidos a lo que será nuestro terrible destino.
¿Al estar en la arena, escuchando el aliento efervescente que recibe tu verdugo, sólo piensas en huir o enfrentarte a una lucha por la supervivencia?
Mira, cabe mencionar que mirándolo fijamente extender su manto rojo, sólo actuó instintivamente, trato en todo el transcurso del rodeo, proteger mi integridad apuntando con firmeza al retador.
Y si lo llego a coger, no será mayor logro que solo retrazar mi destino, ya que seré conducido una y otra vez a mi calvario, morir en tan quemante arena, desangrándome vivo, sintiendo el dolor de cómo se desgarra mi cuerpo. No hay opciones a escoger veras es morir o morir.
Y si tuvieras que calificarlos, ¿Cómo calificas a los humanos?
Lo diré en base a mis vivencias es devastadora, explotadora, abusiva y repulsiva, no respetan la naturaleza, sobreexplotan los recursos naturales devastándola, acaban con nuestro habitad, y nos sumergen en un mundo aterrador de juego, placer y risas.
Son ellos los causantes de numerosas desgracias se aniquilan entre ellos mismos en busca de sus intereses, intereses que al fin y al cabo los conducen a un exterminio el que todos pagamos de alguna manera los costos.
Pero tu historia de alguna manera distinta, no falleciste en la arena, cuéntame ¿Quién fue aquel hombre que te levanto de la arena y cuido de ti hasta no verte recuperado?
Se llamaba Walter, era una persona que trabajaba en el establo y que amaba la vida en toda su expresión. Cuando se dio cuenta que el establo donde trabajaba nos vendía a los taurinos se indigno al punto de que fue al rodeo y me rescato de mi agonía. Recogió mi cuerpo ensangrentado y engañando a los realizadores del evento me condujo a su establo para curarme. No podría decirte porque lo hizo, pues hubiera sido fácil venderme, pero en vez de eso curo de mis heridas y me mantiene desde entonces como su mascota en su rancho, y ahora me tienes atestiguándote.
¿Qué le dirías a los que difunden y cultivan este primitivo y salvaje fiesta?
Que ya es hora de que cambien muchas actitudes, que mejoren y que actúen de acuerdo a su nivel de capacidad que como seres pensantes poseen, erradicando todo tipo de violencia. DE lo contrario lo único que logran es cultivar actitudes equivocas que los conducen a su propio y desastroso final.
Sino mira a tu alrededor, abunda el vandalismo, la crueldad. No puede ser que estén acabando con el único mundo habitable.
El inicio no es tan desagradable, nos cuidan y alimentan asiéndonos creer que todo esta muy bien y que la vida seguirá su rumbo; sin embargo al pasar los días y llegado el momento todo se esclarece, a la hora de estar bien físicamente y a una edad determinada somos conducidos a lo que será nuestro terrible destino.
¿Al estar en la arena, escuchando el aliento efervescente que recibe tu verdugo, sólo piensas en huir o enfrentarte a una lucha por la supervivencia?
Mira, cabe mencionar que mirándolo fijamente extender su manto rojo, sólo actuó instintivamente, trato en todo el transcurso del rodeo, proteger mi integridad apuntando con firmeza al retador.
Y si lo llego a coger, no será mayor logro que solo retrazar mi destino, ya que seré conducido una y otra vez a mi calvario, morir en tan quemante arena, desangrándome vivo, sintiendo el dolor de cómo se desgarra mi cuerpo. No hay opciones a escoger veras es morir o morir.
Y si tuvieras que calificarlos, ¿Cómo calificas a los humanos?
Lo diré en base a mis vivencias es devastadora, explotadora, abusiva y repulsiva, no respetan la naturaleza, sobreexplotan los recursos naturales devastándola, acaban con nuestro habitad, y nos sumergen en un mundo aterrador de juego, placer y risas.
Son ellos los causantes de numerosas desgracias se aniquilan entre ellos mismos en busca de sus intereses, intereses que al fin y al cabo los conducen a un exterminio el que todos pagamos de alguna manera los costos.
Pero tu historia de alguna manera distinta, no falleciste en la arena, cuéntame ¿Quién fue aquel hombre que te levanto de la arena y cuido de ti hasta no verte recuperado?
Se llamaba Walter, era una persona que trabajaba en el establo y que amaba la vida en toda su expresión. Cuando se dio cuenta que el establo donde trabajaba nos vendía a los taurinos se indigno al punto de que fue al rodeo y me rescato de mi agonía. Recogió mi cuerpo ensangrentado y engañando a los realizadores del evento me condujo a su establo para curarme. No podría decirte porque lo hizo, pues hubiera sido fácil venderme, pero en vez de eso curo de mis heridas y me mantiene desde entonces como su mascota en su rancho, y ahora me tienes atestiguándote.
¿Qué le dirías a los que difunden y cultivan este primitivo y salvaje fiesta?
Que ya es hora de que cambien muchas actitudes, que mejoren y que actúen de acuerdo a su nivel de capacidad que como seres pensantes poseen, erradicando todo tipo de violencia. DE lo contrario lo único que logran es cultivar actitudes equivocas que los conducen a su propio y desastroso final.
Sino mira a tu alrededor, abunda el vandalismo, la crueldad. No puede ser que estén acabando con el único mundo habitable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejame tus Comentarios