¿CUÁNTO CREES EN TUS SUEÑOS? ¿ARRIESGAS O TE DEJAS VENCER?


Un día más de sol radiante, me levanto con el pie derecho 8:00a.m. Sintonizo la radio, hay buena música, cambio de emisora escucho las noticias mientras tomo un café relajante. Decido salir, en las calles conductores suicidas y cobradores dignos de un personaje cruel de una de esas novelas de la televisión.
Mientras espero el bus, me percato de los periódicos y sus titulares que suscriben: “Un disparo en la cabeza le destrozó el cráneo”, “niños son explotados por unos soles”, “hallan descuartizada en basural”… Lo irónico del caso es que esas noticias me parecen haberlas leído hace dos días, o quizás ayer, pero hoy las vuelvo a leer.
Es cierto, en nuestros tiempos todo avanza a pasos agigantados o asi nos dicen. No hay espacio para detenernos a pensar que esta pasando fuera de nuestras propias vidas, mas allá de nosotros, no hay tiempo para la generosidad o absurdos como dirían algunos, menos aún para una paz más allá de nuestras fronteras.
Creo más allá de todo cual devoto asiduo sin mas templo que mi interior que es necesario hacer un STOP a nuestros actos, a nuestros sentidos, a nuestro ser. Y mirar precisamente “eso” que ignoramos, que desechamos, que por indiferencia propia alejamos de nuestras fuerzas y llenamos de vacíos. Todos inmersos en un consumismo brutal que cada vez sotierra los signos más sublimes del ser humano, y que a golpe visual nos entierran entre las narices realidades amargas sin vacilaciones.
Lo que menos necesitamos en este actual mercado y su reinado, es que también la paz tenga su precio, para no verla como un producto que las empresas, los sectores dominantes, los extremistas y los aprovechadores la embolsen y luego la comercialicen sin cuartel, en su oferta y demanda.
Pues para la paz no hay caminos a seguir, porqué la paz es el camino decía por ejemplo Mahatma Gandhi. Si concebimos esto entonces estaremos siendo primero tolerantes con nosotros mismos y luego con los demás, lo que nos llevará a un contexto de relación más humana, de desarrollo, de tolerancia, de progreso señores.
La gran urbe hace lo suyo continuamente, siempre, mientras las personitas, nosotros nos dirigimos en una suerte de rituales paganos a hacer nuestros deberes, más allá de lo que apreciamos.
Mientras cuantas veces escuchamos decir: “No podemos hacer nada, las cosas son así”. Me rehúso a aceptarlo y me pregunto: ¿Es qué todo ya esta dicho y hecho? ¿no hay nada nuevo bajo el sol?...
Lo cierto es que nuestra lima (capital) se ha convertido en un enfermo crónico y nuestro silencio es insultante, desde el momento que callamos y compartimos todo eso, es cierto, la pregunta es: ¿que estamos haciendo para cambiar esa realidad? de alguna u otra manera.
Sólo sé que el presente es de lucha, de constancia, de decisión, de entrega, para que así el futuro sea nuestro y de nuestros hijos. Sólo así nos pertenecerá.
Nuestra opinión es fundamental, no caben imprecisiones y no podemos sesgarnos por no creer, pues: "El que nunca cambia de opinión, nunca corrige sus errores, nunca será más sabio mañana de lo que lo es hoy", decía Tryon Edwards.
Siempre debemos caminar por la racionalidad, el pensamiento profundo para luego pasar a la acción. Pensar para luego actuar es la clave en toda esfera de la vida.
Al fianl del día luego de meditar por las calles y por lo analizado decidí reponer mis fuerzas para seguir con mi lucha diaria. Sentimiento, pasión, fuerza y libertad. Mientras quede eso en mí y haya vida y convicción, sé que puedo hacer historia. ¿Y tú crees en algo?

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