Cuantas veces no ha nacido la pregunta: ¿Por qué escribí tal o cuál verso y qué significa? El filosofo español Zubiri diría: los poemas no se “sienten” ni se “entienden”; se "sentientienden".
Así pues, los ciclos van y vienen continuamente, unas veces se está presto a llenar varias carillas en tan desbordante marea de pasiones y otras veces un desierto de vacíos nos embarga. Y sin mayores reclamos intentamos vivir con ello irresolutos.
Pues como en la creación donde hay un antes y un después, podemos decir que la evolución arrojó al ser humano, este canto y dio inicio a las palabras y estas se vistieron de tonadas y tul, convirtiéndose en el más universal idioma de todo hombre, la poética. Claro a envidia y diferencia de los miles de dioses, porque ni estos ni los mimos ángeles y demonios pueden llegar a ser poetas. Decía un escritor peruano: la poesía tiene un gran poder; puede hacer dioses a los hombres y hombres a los dioses.
Así pues, los ciclos van y vienen continuamente, unas veces se está presto a llenar varias carillas en tan desbordante marea de pasiones y otras veces un desierto de vacíos nos embarga. Y sin mayores reclamos intentamos vivir con ello irresolutos.
Pues como en la creación donde hay un antes y un después, podemos decir que la evolución arrojó al ser humano, este canto y dio inicio a las palabras y estas se vistieron de tonadas y tul, convirtiéndose en el más universal idioma de todo hombre, la poética. Claro a envidia y diferencia de los miles de dioses, porque ni estos ni los mimos ángeles y demonios pueden llegar a ser poetas. Decía un escritor peruano: la poesía tiene un gran poder; puede hacer dioses a los hombres y hombres a los dioses.
La poesía, sin importarle religión, sexo, edad y raza, ha permanecido imbatible a través de los siglos, ha sobrevivido a cuanto basto imperio ha poblado la tierra. Ella nos empalma al punto de que vivimos aquello que leemos. Neruda sentenciaba; “diré que la locura, cierta locura, anda muchas veces del brazo de la poesía. Así como a las personas más razonables les costaría ser poetas, quizás a los poetas les cueste mucho ser razonables”.
La universalidad de la pena, la alegría, el amor, la justicia, el dolor, encierran y unen al poeta en un círculo de vida con el más pasional de los deseos humanos.
La poética es amor y si es amor es vida, y la vida triunfa ante todo, bella es la actitud del poeta y bella su cosecha. La poética es una forma de entender la vida, de actuar en frente de ella. Ya sea tratando de cambiar el mundo que nos rodea, o dando vida a los árboles, a los ríos, a las nubes o a seres llenos de ternura.
La poesía es el corazón cantando, los ojos sonriendo, las manos susurrando. Son palabras que nunca dicen lo mismo, porque juegan con los significados, en múltiples combinaciones interminables, inacabables. El diario del poeta es la búsqueda por hallar la belleza en la expresión que brinda el verso.
Son los instantes del papel tomado, de los rabiosos garabatos, de escribir en el suelo, en el aire, en la piel misma de la noche. Es versar con una sonrisa en los labios o con lágrimas recorriendo las mejillas, ordenando los retazos de nuestra alma dispersa, con la esperanza de que al final, el verso refiera el grito callado que se agita cada vez que cogemos la pluma de nuestro diario tintero.
La universalidad de la pena, la alegría, el amor, la justicia, el dolor, encierran y unen al poeta en un círculo de vida con el más pasional de los deseos humanos.
La poética es amor y si es amor es vida, y la vida triunfa ante todo, bella es la actitud del poeta y bella su cosecha. La poética es una forma de entender la vida, de actuar en frente de ella. Ya sea tratando de cambiar el mundo que nos rodea, o dando vida a los árboles, a los ríos, a las nubes o a seres llenos de ternura.
La poesía es el corazón cantando, los ojos sonriendo, las manos susurrando. Son palabras que nunca dicen lo mismo, porque juegan con los significados, en múltiples combinaciones interminables, inacabables. El diario del poeta es la búsqueda por hallar la belleza en la expresión que brinda el verso.
Son los instantes del papel tomado, de los rabiosos garabatos, de escribir en el suelo, en el aire, en la piel misma de la noche. Es versar con una sonrisa en los labios o con lágrimas recorriendo las mejillas, ordenando los retazos de nuestra alma dispersa, con la esperanza de que al final, el verso refiera el grito callado que se agita cada vez que cogemos la pluma de nuestro diario tintero.
Y hay quienes dicen que la poesía intenta a través de la palabra trasmutar los problemas del hombre y la vida, en ramilletes de ideas que hecha raíces en una lobreguez, pero que se orienta hacia la luz, por una senda temblorosa que nos empuja a amar y a vivir cada instante.
saludos revolucionarios
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